Morelia, Michoacán, 24 de septiembre del 2022.- El Festival Michoacán de Origen fue el resurgir para las 40 marcas colectivas, con la participación 150 artesanas y artesanos, representando a sus diversas comunidades, quienes se beneficiaron directamente con la venta de sus piezas que reportó un millón 637 mil pesos.
En este festival se mostró el origen de la riqueza cultural, artesanal y gastronómica del estado, por ello, el espacio que tuvieron las y los artesanos sirvió además de la comercialización de su artesanía, para promocionar y darle difusión a las marcas certificadas, de las que actualmente se tiene el registro de 40.
El maestro artesano David Santos Alonso, de la comunidad de Cocucho, en el municipio de Charapan, dijo; “mi experiencia en el festival Michoacán de Origen fue muy enriquecedora, ya que pude compartir mi conocimiento en la rama de alfarería con las niña y niños que visitaron nuestro espacio, así como explicarles el proceso que se hace para elaborar las piezas de barro. Y en cuanto a la venta de mis ollas cocuchas me fue muy bien, además hice nuevos clientes”.
El artesano Daniel Gerardo Rangel Valdovinos de Quiroga mencionó; “este tipo de eventos son los que necesitamos los artesanos, para que la gente conozca la gran variedad de artesanía que se hace en el estado, además personas de otras ciudades vienen a comprarnos y eso nos beneficia en nuestra economía. En lo personal estoy muy agradecido con la invitación a participar en el festival y espero en los siguientes también estar presente”.
Entre las marcas certificadas que el público adquirió piezas estuvieron; la alfarería de Zinapécuaro, la alfarería punteada y tradicional y las catrinas de Capula, los bordados de Santa Cruz, la cantera de Morelia, el cobre martillado de Santa Clara del Cobre, las esferas de Tlalpujahua, las guitarras de Paracho, la laca perfilada, la manta artesanal y pasta de caña de Pátzcuaro, los rebozos de Aranza, el tejido artesanal de Angahuan y de Turícuaro, los huaraches de Huetamo y de Sahuayo, los rebozos de La Piedad y el oro de Huetamo.
También participaron la alfarería de Patamban y Tzintzuntzan, el bordado de Tócuaro, Zacán, el bordado y tejido de Tarecuato, el deshilado de San Felipe de los Herreros, los diablitos de Ocumicho, la fibra vegetal de Pátzcuaro, los guanengos bordados de Cocucho, el juguete artesanal y maque de Michoacán, el mueble artesanal de Cuanajo y Pátzcuaro, mueble tallado de Pichátaro, ollas de Cocucho y de Zipiajo, las piñas de San José de Gracia, la sillas de Opopeo, el sombrero de Jarácuaro, el tejido artesanal de Cuanajo, el rebozo de Ahuiran y el bordado Mazahua.